Cuantas veces me he sentido impotente, sin saber realmente que pensar o que realizar o que decir en que circunstancia. Quizás se pasen por problemas que ciertamente, a uno le cuesta superar, o que será la suerte, o el Karma, o cualquier escusa que valga, para no hacer nada.
El otro día estuve yo pensando, sin éxito. Realmente no sé por dónde empezar y perdonará mi pedantería las palabras por usarlas sin saber que palabra voy a escribir ni que frase me va a salir. El único objetivo, es divagar, escribir que estoy pensando ahora, para tal vez encontrar el fin de esta angustia que llevo dentro que no sé apagar. ¿Cuántos errores se han cometido? Demasiados, cada paso, cada palabra, incluso lo que hago ahora, es simplemente un error. Un estudio Psicológico de mi misma, que es lo que siempre he buscado, la respuesta de por qué no sé nada. O no valgo para realizar determinadas acciones.
Desde pequeña, he estado absorbida por el esfuerzo, y realmente ya estoy un poco cansada, de ver mis míseros resultados después de tanto empeño, quizás serán éxitos si lo miras con detenimiento, o quizás, simplemente, no seas capaz de aceptar porque todo es así, al final, el mundo te coloca dependiendo de lo que puedas de ti, pues la correlación entre coeficiente intelectual y puesto de trabajo es positiva. Es decir, que los tontos harán trabajos de tontos, y la élite será para la élite. Creo que es la verdad, aunque sólo uno se atreviese a contarla, que he podido recibir en mis clases. Hasta en la búsqueda de cocos en la amazona en lucha por sobrevivir el que tenga más coeficiente intelectual consigue el coco.
Por eso muchas veces pienso, que será de mi, cometiendo todos los errores y la poca capacidad que se me otorga luchando gracias a la humanidad, cuando no deberías de luchar por contradecir la ley de la evolución, en pocas palabras, el más fuerte y mejor dotado siempre dará más de sí. La empatía, no hace un mundo más justo o menos justo, simplemente ayuda a la decisión de entorpecer los caminos convirtiendo en soñadores. ¿Cada día cuántos niños quieren ser futbolistas? Y alimentamos sus esperanzas cada instante para que sigan, en definitiva, viendo su deporte favorito en el cual están depositando todo su esfuerzo, su infancia y sus deseos en que, en un solo instante, ellos marquen un gol en un estadio. De esos soñadores, apenas la inmensa minoría se convierte en un no soñador. Mientras que los demás se ven presionados por la sociedad y acaban haciendo algo que menos le agrade y todo porque… no se tienen las cualidades suficientes para, realizar determinadas… digamos que metas.
De cierto modo me siento yo. Angustiada, sin saber por qué. Yo ni siquiera tengo sueños, yo no quise ser bailarina, ni top model, ni nada parecido. Quizás ese sea el problema que yo debo ser algo. Por obligación, por presión y no sé que es. Pero ahora estoy ya atrapada en la telaraña. La profesión que elijas será siempre tu columna vertebral de tu vida.
Yo ya estoy cansada, de tanta monotonía de ver las horas pasar tan rápidas, y verme estática, esperando a que termine por comerme la araña. Quizás esperando a que tú me liberes de sus hilos, siguiendo el ovillo de oro, como lo siguió aquel cazador de minotauros. Sí, cuál princesa encerrada en la torre. Siendo solo una campesina que saca cada día sus ovejas a pastar, por aquel campo verde, que llueva, nieve o haga sol, siempre sonríe, como si fuese orgulloso de desprender aquella brisa que te hace pensar en nada y solo sentir, como pasa el tiempo y sigas estática, en la monotonía, esperando… haciendo todo por obligación, a que la araña te coma o ser la nueva Ariadna.
Me siento como si tuviera que sacar el oro de una mina solo con mis manos. Potencial para no ser tonta, pero una base dañada capaz de esconderse y fingir una leve sonrisa para que todos sospechasen de manera errónea, ¡ Qué feliz es ella !
Ya hacia tiempo que no escribias , me alegro que lo vuelvas a hacer ,este me ha gustado mucho
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